EL
HADA
Al abrirlo había un mapa y un colgante
con la maldición de… una bruja terrorífica, decían unas hadas, y estupefactas se
miraron. Alguna de ellas tenía que detener la maldición pero… ¿Cómo? Y ¿Quién
tendría el coraje de detener a la severa bruja?
Un día cualquiera, un hada, se presentó
ante la reina y con voz segura y firme dijo:
-¡Yo la detendré!
Las hadas le echaron miradas
burlonas a la pequeña hada, (que era la
pequeña del grupo). Y después de unos minutos se echaron a reír. Un hada con
voz simplona dijo:
-Tu renacuaja, ¿vas a salvarnos a
nosotras? Para eso mejor estar malditas, jajaja.
La reina en tono solemne:
-Lo siento pequeña pero no podemos dejar nuestro futuro
en manos de un hada, pues no sabemos nada de ella, a demás, no eres lo suficientemente
fuerte para detenerla.
La pequeña hada se fue triste aunque
como no pensaba rendirse fue a la
mugrienta guarida de la bruja, (a la que retó a un duelo mágico, y ganó).
La bruja mintió al comentarle que si le ganaba retiraría la maldición, pero
el hada lo anuló ágilmente con sus
poderes y finalmente volvió al poblado de su tribu. Las hadas y la reina se
disculparon avergonzadas y la pequeña hada añadió:
-Vine como novata y saldré como leyenda.
S. Alcalá García. (Nacimiento)
LA
HISTORIA DE BARBA ROSA.
Al
abrirlo había un mapa y un colgante con la maldición del capitán Barba Rosa.
Mi
madre me dijo que ese poder era muy fuerte y que si una persona se ponía el
colgante tenía los poderes de Barba Rosa. También me contó que si lo llevas
puesto mucho tiempo la maldición hace que te vuelvas malo como le pasó al
capitán Barba Rosa.
L. Ocaña García.
Escúllar.
LA MALDICIÓN
DEL PERRO SALCHICHA
Al abrirlo había un mapa y un
colgante con la maldición de, un perro salchicha que murió aplastado por un
trono de Semana Santa en la procesión del “Domingo de Ramos”. Todos nos
quedamos muy sorprendidos. Debajo del trono estaba el perro y a su lado una
caja misteriosa.
Mi amiga Irene, de Ocaña, la
abrió y vio que había un colgante y un mapa. Ella se dirigió al punto marcado
con una cruz y era el cementerio. Yo con curiosidad la seguí. Cuando llegamos
al destino había un gato y ella fue a una tumba (siguiendo las indicaciones del
mapa). De repente encontró un folio pequeño que ponía “NO MIRES ARRIBA”. Ella
no hizo caso y miró hacia arriba y... encima de la tumba estaba el fantasma del
perro.
-¿Y a que no sabéis quién fue la
que mató al perrito?
Fue Irene y el perro se vengó de
ella, la miró a los ojos y la convirtió en una estatua de piedra. Yo salí
corriendo. Pero el perro sigue allí aún, encima de la tumba para asegurarse de
que nadie coge el colgante, (su mayor posesión).
I.
Damián (Doña María)